Desde la quietud de Guatavita, mi obra explora la intersección silenciosa entre la naturaleza indómita y la geografía del cuerpo humano.

Mi práctica artística se centra en lo que llamo "Realismo Contemplativo": una resistencia activa contra la aceleración contemporánea. La pintura al óleo, con su lentitud inherente, se convierte en un acto de presencia radical.

La Mirada como Territorio de Revelación

Mi trabajo no busca simplemente replicar la realidad, sino desenterrar las capas emocionales que subyacen en una textura, en la humedad de una mirada o en la fragilidad de un páramo. Mi trabajo puede entenderse como una arqueología de la mirada: una exploración constante de la relación entre el ver, el sentir y el ser, una invitación a detenerse.

Cada pintura es un acto de contemplación transformada, donde la paciencia y el asombro se funden en una poética de lo esencial.